Un sueño de una revolución juvenil

Escrito por: Simon Barajas – pasante de Suecia en La Otra Juventud

 

Durante casi dos meses he vivido en Bogotá, trabajando en la fundación La Otra Juventud. El paso del tiempo es traicionero: pasan semanas en lo que parece ser un instante. Pero, al mismo tiempo, en estas semanas pareciendo ser minutos, Bogotá y la fundación me han dejado marcas, memorias y experiencias geniales. Hoy es viernes y estoy en camino a través de los árboles a lo largo del Parkway. Los colores verdes y vibrantes de la naturaleza se contrastan con un ambiente construido de cemento y ladrillo. En todas partes veo jóvenes de mi edad, ocupados con diversas actividades. Aquí se encuentra de todo, desde acróbatas de tela y bailarines, hasta clubes de lectura y reuniones espontáneas entre amigos tomando cerveza. El aire está impregnado por el olor dulce que emite cannabis quemado, sobre lo cual los responsables están notablemente despreocupados, a pesar de la presencia de la pequeña estación de policía en la mitad del parque. Las discusiones animadas y amigables se entremezclan con el ruido del tráfico, sus motores, pitos y sirenas. Ocasionalmente, el paisaje sonoro está penetrado por el sonido inusual de pájaros cantando, lo que hace la presencia de la naturaleza parecer aún más notable.

Durante mi caminata lenta, considero ese apetito por la vida y determinación particular que solo se refleja en las expresiones faciales juveniles, llenas de expectativas. En mi imaginación, todos a mi alrededor son la revolución futura que allana el camino para la justicia social que las generaciones anteriores nunca llegaron a vivir. Sueño que todos estén metidos en organizaciones universitarias y juveniles. Se están movilizando para derrocar todo el aparato del estado y redactar una constitución nueva, progresiva y moderna. En mi mente, simulo que se están reuniendo en Parkway para forjar sus planes, discutir estrategias y compartir información confidencial de documentos secretos que tienen la capacidad de destruir las estructuras que han atormentado este país durante tanto tiempo.

Bueno, mi pequeña ficción podría ser una exageración. Pero, estoy convencido que la chispa juvenil requerida para realizar mi escenario mental si está vivo y presente. En Colombia, un país donde más que 40 por ciento de la población tiene entre 14 y 26 años, la viabilidad y potencial del movimiento juvenil es enorme. Y su presencia es indudablemente evidente, por ejemplo en mi propia vida cotidiana aquí en Bogotá. Trabajar y ser consciente de iniciativas como la fundación La Otra Juventud, genera una esperanza por el futuro colombiano. En Teusaquillo, donde se ubica la oficina de la fundación, el contrapoder político late de su corazón, la Universidad Nacional, de la cual supongo que varios de los jóvenes que veo en Parkway son estudiantes. 

En la localidad, también hay una cantidad de casas culturales ubicadas en diferentes barrios; todos con sus diferentes orientaciones y actividades, no pocas veces con una alineación política progresista e izquierda. Por todo lado de Teusaquillo se encuentran áreas verdes, escuelas de baile, teatros, exposiciones artísticas, pequeños negocios artesanales, diferentes tipos de talleres culturales, bares y clubes, universidades y escuelas, y todo tipo de otras actividades. Aquí, varios excombatientes también hacen un esfuerzo determinado para reincorporarse en la sociedad y Teusaquillo es la única localidad de Bogotá donde el Sí (68,14%) dobló al No (31,86%) en el plebiscito por el acuerdo de paz. Aunque es pura especulación y pueda ser que Teusaquillo sea un ejemplo muy particular, pienso que si hay una correlación entre presencia de actividades culturales e iniciativas de paz.

Durante mi pasantía, principalmente he trabajado con Teusaradio, la emisora de La Otra Juventud. Teusaradio es un canal de medios alternativos que rompe las normas periodísticas en un panorama mediático dominado por medios conservadores, favorables al gobierno. Son muchas las formas en que la emisora se difiere a los medios grandes: no somos financiados por multimillonarios, algo que nos permita ser completamente independientes en las representaciones y producciones; con un enfoque comunitario visibilizamos e informamos de, y nos acercamos a, la vida de la gente desde una perspectiva base; incorporamos una vista estructural y nos educamos continuadamente, tanto en las discusiones y conversaciones internas como en los productos periodísticos; ponemos en la atención eventos y movimientos culturales, que puedan servir como plataformas de encuentros entre jóvenes y promover una sociedad de paz; y con creatividad, fantasía y muchísimas ganas, creo que contribuimos a una Colombia más solidaria y educada.

Detrás de Teusaradio, como de La Otra Juventud como organización, hay jóvenes poderosas con una actitud genial. El conocimiento, análisis intelectual y la ambición vibran en el aire de las instalaciones de la fundación, y dejan sus marcas en cualquier persona que pasa suficiente tiempo allí. En estos próximos meses les contaré más sobre el trabajo con Teusaradio, así como sobre mis impresiones de este país que nunca deja de impresionar- y sorprenderme. Pero por ahora, me voy a parar e instalarme en el pasto de Parkway, para sumergirme en la atmósfera y soñar y trabajar con una revolución juvenil.